Wednesday, January 01, 2014

El búnker. La aproximación.

Durante más de doce meses he estado viendo esa misteriosa escalera emerger de la tierra como si la nada la hubiera creado y la hubiera puesto allí para que vigilara mi camino al trabajo y mi regreso a casa diarios. No es que me inquiete ni me quite el sueño pero un amante de los misterios como yo no puede quedarse indiferente ante la presencia en medio del campo de un elemento tan poco común como una escalera metálica que surge de una arqueta redonda como si alguien hubiera decidido ponerle una alcantarilla al monte sin previo aviso. Al menos podría haber visto el típico cartel de la licencia de obras del ayuntamiento presidiendo los días previos a la construcción de la arqueta, ya no digo mientras durara la construcción puesto que apareció de un día para el otro.

Comenté con un amigo, también amante de los misterios y también fan de la serie Perdidos, la presencia de esta entrada a la tierra. Mi amigo alucinaba más de la manera cómo le explicaba toda la historia que con la presencia de la arqueta en sí, puesto que no le daba más vueltas a ésa. Pero sí que le gustaba cómo le contaba la aparición y mis especulaciones de posibles motivos aparición, usos y contenidos del interior de la arqueta. Que tuviera una escalera indicaba que era para que pudiera acceder una persona, obviamente. No era simplemente un registro de alcantarillado de aguas pluviales ni un depósito de combustibles. Mi amigo coincidía en que podría haber algo más que simplemente eso, y podía atribuirlo a un refugio de pastores o de agricultores. El caso es que estos refugios tenían sentido en la época en la que los pastores dormían con el rebaño o el agricultor no disponía de transporte para volver a casa cada noche, y tal vez una tormenta podría coger desprevenidos a los profesionales del campo y tenían que refugiarse de improviso. Fuera como fuere, mi idea era poder acercarme para intentar de sacar un poco más de información de lo que me podía guardar esa misteriosa tapa de metal con escalerilla vertical, así que le conté a mi amigo que un día me bajaría de coche para ver un poco de cerca este extraño elemento que formaba ya parte de ese bello rincón de bosque que adornaba esos 20 metros de carretera.

Fue un sábado, sin levantarme demasiado pronto, me preparé un bocadillo y, como en otras ocasiones fui a trabajar. Coincidió que ya clareaba el día pues, el jefe me dijo que no hacía falta que para esa jornada fuéramos de madrugada, y eso me permitió poder ver bien el lugar. El caso es que tomé el coche y yendo con una ventaja de 20 minutos al trabajo, llegué al lugar del misterioso pozo de tapa metálica y escalera igualmente metálica. Dejé el coche en el pequeño arcén que se formaba unos diez metros antes de la zona de árboles y arbustos que decoraban mi lugar de misterio y me acerqué caminando. Allí estaba: la escotilla, la escalera y el periscopio (los tubos de ventilación), esperando a que yo llegara para verlos de cerca, para investigarlos. Estos elementos no tenían nada de especial, tan sólo podría destacar que la pesada tapa de la arqueta estaba puesta del revés y no me permitía ver los grabados de la fundición que la fabricó, sólo presentaba un grabado de cuadrícula, una bisagra con la que se enganchaba al marco de la arqueta y una muesca que servía para poner la pata de cabra para abrir la tapa. De la escalera de mano no hay mucho a decir a parte que sobresalía unos 5 peldaños de la superficie de la tierra, dando el aspecto de ser de acero inoxidable, y sobre el misterioso tubo de ventilación de forma curva se puede decir que emergía del suelo un metro y medio y terminaba en forma curvada claramente para que no entrara agua en caso de lluvias, siendo éste también de acero inoxidable y constando de una única soldadura en el momento en que iniciaba la curva. Al acercar el oído a la boca del tubo no oí nada más que un tenue sonido de aire que corre como el que oye el mar en las caracolas.

Me apresuré a tomar todas las fotos que pude con mi teléfono móvil a máxima resolución y geo-etiquetado y volví al coche para ir a trabajar. Una suerte de que no pasara nadie en el ratito que estuve en el lugar de la "escotilla". Ni un coche, ni una persona andando o en bicicleta. Ese sábado no coincidí con nadie en la carretera.

En el ordenador del trabajo descargué las fotos al ordenador y las envié a mi amigo de los misterios para su disfrute. Nos intercambiamos un par de correos electrónicos y nos decidimos que teníamos que ir juntos a ver qué había allí. Estábamos tramando la apertura de la "escotilla". La cosa se ponía emocionante y por momentos me estaba haciendo películas de qué podríamos encontrar allí. ¿Encontraría un refugio anti-aéreo? ¿Un soldado transmitiendo datos? ¿Un espía? ¿Un almacén de armas?¿Tendría que poner en práctica mis conocimientos de artes marciales en caso de enfrentamiento con ese soldado o espía? ¿Me servirían de algo si lo que encontramos es un extraterrestre?

Continuará...