Ya nos había parecido que el Sr. conserje era un poco facha; pero poco a poco nos íbamos dando cuenta de que era además un homófobo de cuidado. Estaba continuamente obsesionado con que alguien le ofendía soltando el rumor de que él era homosexual. Era más una paranoia que él mismo tenía porque no había fundamento para tal suposición.
Su nivel de paranoia con la homofobia llegó a cotas insospechadas en ciertas ocasiones. No pueden ustedes llegar a imaginarse hasta qué extremos llegaba. Lo que sí que les cuento cómo fue la reacción que tuvo al encontrarse en un malentendido.
Un día llegó el marido de la señora de la limpieza y, mientras esperaba que su esposa saliera del trabajo, él entabló conversación con el conserje como solía hacer cada día. Las conversaciones se hicieron cada vez más familiares pero aquel nuestro conserje entendió que su habitual interlocutor se despedía desde el coche de él con la siguiente frase:
- Hasta luego, señorita!!! - usando una forma femenina para referirse al Sr. conserje.
Nuestro protagonista salió de su garita gritando a plena garganta:
+ A ver si voy a tener que sacarme la polla para que veas que soy un hombre!!! - dijo con un enojo monumental ante la atónita mirada de otros trabajadores del centro y transeúntes.
El marido de la señora de la limpieza, mulato de piel, se volvió rojo ante el enorme grito que le soltó para que quedara claro su condición de hombre con la amenaza de mostrar sus atributos identitarios de género, que orgulloso quería mostrar para demostrar su hombría.
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