Cada día paso por la misma carretera para ir y volver del trabajo. Las mismas rectas, las mismas curvas. Siempre atento a que no se me cruce algún animal salvaje o doméstico que se haya escapado de los campos vecinos. Cada día pendiente de no encontrarme a una tortuga en coche o en camión que me joda los tiempos de llegada al trabajo o de vuelta a casa.
El paisaje mediterráneo es siempre el mismo exceptuando los cambios propios de las estaciones. Agradezco que llueva para poder ver el asfalto de distinto color y tomarme la carretera con otra visión. En esa asquerosa rutina deseo encontrarme en la oscuridad de la madrugada alguna luz misteriosa que me dé un aspecto distinto a la niebla. Deseo firmemente que en los campos aterrice o vea posado algún platillo volante que haya asustado a los caballos o haya matado algún otro animal de los que pastan por esos bosquecillos y campos en barbecho.
El rutinario paisaje varió de repente al cabo de 4 años de estar tomando esa carretera cuando me fijé en un elemento nuevo. A medio camino entre la variante que me lleva por esa carretera y el pueblo de destino, encontré algo que no estaba allí y que no sé si algún otro viajero diario habrá caído en la cuenta de su nueva existencia. Allí se encontraba este nuevo elemento, en un arcén había aparecido de un día para el otro una arqueta como de alcantarilla adornada de un tramo de escalera que estaba ahí puesto para poder acceder a la arqueta para bajar a sus profundidades. Esa arqueta con su escalerilla estaban allí puestas en un lado de la carretera sin llamar mucho la atención puesto que seguían flanqueadas de pinos y matorrales que disimulaban su presencia. Detrás de la escalera, a un metro de ella, había un elemento igual de misterioso: un tubo rematado en una curva a modo de cayado que daba la idea de que se trataría de un tubo de ventilación de lo que hubiera debajo de la tierra.
A priori uno puede pensar que se trataría de una instalación de gas, puesto que el tubo perfectamente recordaba a los tubos de venteo de las instalaciones de gas natural o propano, pero no podía ser sencillamente porque las instalaciones de gas están siempre perfectamente identificadas pintadas de amarillo. Es imposible que se olvidaran de pintar la instalación puesto que no pasaría los controles oficiales. No, no era eso. Imposible. Además, ¿qué redemonios hacía una instalación de gas en medio del campo, lejos de cualquier uso o casa? No era posible que estuviera para poder dar calefacción a los jabalíes o a los zorros o caballos que hay por ahí. No hay casas cerca, no hay nada excepto bosques y campo.
La escalerilla me dejaba mucho más intrigado: Eso es para bajar, claro. Alguien puede bajar por la arqueta por esa escalerilla de mano instalada a la propia arqueta.
Pasar cada día. La ida y la vuelta... a comerme le coco para qué demonios está eso. A comerme el coco por qué había aparecido de un día para el otro. Oye! que yo paso por ahí cada día! Cualquier instalación podría haber llevado más de un día de obra! Tendría que haber visto yo a los obreros que pusieran los tochos de la arqueta, a los herreros que pusieran la escalera,... Dejando volar mi imaginación pensaba que podría tratarse de un búnker como el de la seria "Perdidos" (Lost). De hecho, en mis pensamientos empecé a referirme a esta misteriosa arqueta como "la escotilla". ¿Quién se debe esconder ahí? ¿El de los números? ¿Hay una estación numérica como la Zumbadora, donde está un soldado o un pringado escuchando mensajes todo el día? ¿Transmitiendo mensajes ocultos a no sé qué fuerza armada o gobierno en la sombra? Pudiera ser una base extraterrestre que los hombres de negro hayan excavado para poder alojar un centro de investigaciones o un refugio lejos de las grandes ciudades... pero tampoco era un sitio muy discreto: he sido capaz de verlo, tampoco está muy discreto que digamos. Ya está! una salida del mundo intraterrestre: desde allí se conecta a Agartha o a cualquiera de las ciudades subterráneas. Pero, qué tonterías: los intraterrestres no necesitan que les hagamos una arqueta de obra con escalerilla, la Tierra está llena de orificios de entrada al mundo intraterrestre.
De momento son reflexiones. Seguiré investigando y comiéndome la cabeza para intentar averiguar qué se esconde en esa arqueta que ha aparecido en mi camino de un día para el otro y que me tiene tan intrigado.
Continuará...
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